jueves, 19 de abril de 2012

Post express: Indignación

Esta es una entrada express, espontánea, nacida de mi conducta (a veces) impulsiva. Las palabras se agolpan en mi pecho, me oprimen la garganta y siento ese peso en el estómago tan incómodo. Sí, necesito escribir esta entrada, por muy fugaz que sea.

Estoy decepcionada. Siento que soy hasta... pesimista. Yo, defensora del optimismo, de la fe y de las personas soñadoras. Yo, la mejor amiga de las utopías (que para mí nunca han existido, pues todo es posible).
Yo... ahora mismo soy una ciudadana hundida.
Estoy decepcionada con España, con mi país.

La situación económica ha ido del mal en peor y la crisis ha llenado las calles españolas de vagabundos y desprovisto a las familias de recursos, de hogar, de paz.
Las cifras de paro no cesan su vertiginoso crecimiento. Los trabajadores aceptan a veces míseros sueldos con tal de conseguir empleo y llevar algo de ingresos a casa. Los autónomos ven como la empresa por la que han luchado toda su vida se desmorona. El INEM se ve desbordado, y los ojos de la gente se ven grises y llorosos.

Socialmente estamos divididos. Ahora mismo, no me siento representada por ningún político. Estoy indignada con el Gobierno, con los altos cargos e incluso con la prensa. También con los sindicatos y con los que anteponen a cualquier cosa sus intereses. En vez de informarnos, disentir y luchar como democracia que somos, nos separamos y peleamos, la desunión reina en nuestro país.

Reinar... suena irónico, ¿no? Nuestro rey, Juan Carlos I, acaba de protagonizar un escándalo (caza de elefantes en Botsuana) en el que no voy a profundizar, y aunque se ha disculpado ante España y mi opinión sobre la monarquía es la misma, reconozco que me duelen bastante estos escándalos de la Casa Real y me gustaría que hubiera más transparencia.

Y por último, la gota que ha colmado el vaso, la llama que me ha encendido: los recortes. Sí, recortes camuflados por los políticos bajo eufemismos como "ajustes", pero recortes al fin y al cabo. Recortes no precisamente realizados sobre sus desorbitados sueldos, ni sobre armamento. Recortes en las bases del estado, en el sustento del país, en educación y sanidad.
Poco queda ya de la sanidad totalmente gratuita, pues la Ministra de Sanidad Ana Mato (y otros políticos) han defendido el copago (a pesar de que el PP en campaña dijo que el tema del copago no estaba sobre la mesa), viéndose obligados los PENSIONISTAS a pagar parte del coste de los medicamentos, por ejemplo.

En educación, España retorna a los 60. Los pupitres estarán más juntos y las aulas hacinadas. El número de alumnos por clase aumentará para ahorrar gastos, lo que significa el despido de profesores. Esto degradará aún más la calidad de la enseñanza, una enseñanza pública y libre por la que se ha luchado tanto a lo largo de la Historia.

Y, como universitaria, hoy he tenido el disgusto de enterarme de los recortes en este ámbito. Los estudiantes ya no pagaremos el 15% de la matrícula (el resto lo paga el Estado), sino del 25%, lo que significa que pagaremos el DOBLE por asistir a la Universidad. Esto implica que cada vez menos personas tengan la posibilidad de estudiar y que la indignación siga apoderándose de los jóvenes y de los ciudadanos en general.


Sí, estoy indignada y antes he estado abatida, reconozco que la situación me supera.
No obstante, no voy a hundirme en la tristeza, y ni mucho menos en la pasividad. Pienso luchar, luchar por lo que creo justo, luchar por mi futuro, luchar por volver a ver a la España que me vio nacer (y no lo que hay ahora).